Las leyes, políticas y decisiones de los gobiernos pueden tener un profundo impacto en nuestras vidas. Cuando actúan adecuadamente, los gobiernos pueden contribuir a mejorar la vida de todas las personas: proporcionan infraestructuras importantes, como hospitales y escuelas, establecen las condiciones para que las comunidades inclusivas prosperen con seguridad, y utilizan políticas y otras herramientas para promover la igualdad.
Lamentablemente, los gobiernos son a veces fuente de tiranía y opresión.
Algunas de las peores atrocidades contra los derechos humanos a lo largo de la historia han sido cometidas por los Estados. Incluso cuando hay buenas intenciones detrás de las políticas y leyes gubernamentales, se sabe que de vez en cuando los Estados infringen los derechos y las libertades en la mayoría de los países.
Por eso necesitamos diversos mecanismos y sistemas que garanticen que los principios de los derechos humanos como la libertad, el respeto, la igualdad y la dignidad, guíen la toma de decisiones, las leyes y las políticas del gobierno en todo momento.
El derecho internacional de los derechos humanos
El derecho internacional de los derechos humanos es acordado por países de todo el mundo en las Naciones Unidas y establece el parámetro que deben respetar todos los Estados.
Cuando un Estado acepta ser parte de un tratado de derechos humanos, está haciendo esencialmente una promesa de respetar esas leyes internacionales de derechos humanos, pero es el propio Estado el responsable de materializar esa promesa en sus propias leyes y prácticas nacionales.
Los Estados tienen la responsabilidad de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos de cualquier persona que se encuentre en su territorio o que pueda estar sujeta a su jurisdicción, control o influencia.
Los distintos Estados tienen diferentes formas de incorporar y proteger los derechos humanos en sus leyes. Algunos elaboran leyes específicas en materia de derechos humanos como Estatutos o Leyes de Derechos o Actas de Derechos Humanos entre otros, mientras que otros incluyen protecciones específicas en leyes individuales. Algunos Estados fallan en este aspecto. No convierten las promesas que han hecho en la escena mundial en compromisos tangibles en su país.
Ésta es una de las razones por las que muchas personas defensoras de derechos humanos y activistas utilizan la ONU para poner de manifiesto los fallos de su gobierno y tratar de que otros Estados fomenten la adhesión al derecho internacional.
También existen otros organismos de protección de derechos humanos, como los tribunales regionales, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Dado el extraordinario poder que tienen nuestros gobiernos, es esencial que las personas y las comunidades sean libres de participar activamente en los procesos de toma de decisiones y que dispongan de vías para identificar y desafiar la injusticia y las violaciones de los derechos humanos.
Si una persona no puede acceder a los sistemas judiciales locales o ha agotado todas las vías nacionales de reparación, puede presentar una denuncia ante diversos organismos de las Naciones Unidas.