Las personas y las comunidades prosperan en sociedades que respetan los derechos humanos y el Estado de Derecho. Esto requiere un entorno caracterizado por una sociedad civil vibrante e independiente, leyes que protejan el derecho a la libertad de expresión, de asociación y de reunión, instituciones y procesos que permitan la participación pública, gobiernos representativos y responsables, y mecanismos que proporcionen remedio y reparación de las injusticias. Las personas que defienden los derechos humanos desempeñan un papel vital en el establecimiento y mantenimiento de este entorno, y a menudo son las primeras en ser silenciadas o atacadas por gobiernos autoritarios o antiliberales o empresas que actúan en detrimento de las instituciones democráticas y el Estado de Derecho.
A través de este programa, ISHR proporciona solidaridad y apoyo a las personas defensoras que trabajan en entornos deteriorados en los que es necesario salvaguardar las instituciones democráticas y los mecanismos de rendición de cuentas, así como a los que trabajan en entornos en los que existe la oportunidad de reforzar las leyes y los mecanismos de protección de las personas defensoras de los derechos humanos.