Evento paralelo sobre los derechos humanos en la región uigur (Xinjiang), CDH57. © Foto: ISHR

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Nuevo informe de ISHR desvela las tácticas de China para bloquear el acceso de la sociedad civil a las Naciones Unidas

En un informe presentado hoy, el ISHR examina los esfuerzos de China por restringir el acceso de los actores independientes de la sociedad civil y las personas defensoras de los derechos humanos a los órganos de derechos humanos de la ONU. El informe analiza la membresía de China al Comité de ONGs de la ONU, la creciente presencia de "ONGs organizadas por el gobierno" (GONGOs) y los patrones de intimidación y represalias.

El gobierno chino ha hecho un amplio uso de su membresía de órganos de derechos humanos de la ONU y ha incrementado la presencia de “ONGs organizadas por el gobierno” (GONGOs) chinas – ONGs bajo el control efectivo del gobierno pretendiendo ser independientes – para disuadir e impedir que ONGs independientes y personas defensoras de los derechos humanos colaboren con la ONU y para tomar represalias contra quienes lo hacen, según ha concluido el ISHR en un nuevo informe publicado hoy.

El informe, “Una sociedad sana debe tener más de una voz” (disponible en inglés: ‘A healthy society should have more than one voice’), documenta los esfuerzos continuos de China desde 2018 para restringir el espacio de la sociedad civil independiente dentro del sistema de derechos humanos de la ONU, incluido el Consejo de Derechos Humanos (CDH), los Procedimientos Especiales, los Órganos de Tratados y el Examen Periódico Universal (EPU). Las entrevistas y los extensos datos recopilados por ISHR apuntan al: uso generalizado de aplazamientos de solicitudes de acreditación de ONGs en el Comité de ONGs de la ONU; el aumento exponencial de la presencia de GONGOS chinas en el CDH, durante el EPU de China y otras revisiones del país por los Órganos de Tratados; la instrumentalización de tácticas procedimentales para silenciar a oradores de ONGs e impedir su colaboración con delegaciones diplomáticas; y los patrones de intimidación y represalias cometidos contra aquellas personas que buscan cooperar con la ONU, dentro y fuera de las instalaciones de la ONU.

El informe ha sido destacado en una investigación mundial del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) también publicada hoy, y en importantes medios de comunicación como The Guardian, Le Monde, The Washington Post, La Tribune de Genève, así como El País, Convoca, y Vistazo en español.

El gobierno chino no quiere voces independientes en la ONU y se ha esforzado por expulsarlas de Ginebra y Nueva York. Esto es contradictorio con la imagen que quiere proyectar de líder multilateral fiable y responsable. En el centro de su estrategia se encuentra el deseo de protegerse de cualquier crítica y controlar el discurso global sobre los derechos humanos en China, influir en el desarrollo de normas de derechos humanos a nivel mundial y debilitar la independencia de los organismos de la ONU.
Raphael Viana David, ISHR, Responsable de programa para China y América Latina

Las personas defensoras de los derechos humanos y las organizaciones de la sociedad civil realizan una contribución esencial a la promoción y protección de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la democracia. Su participación en las Naciones Unidas aporta una valiosa experiencia, refuerza las respuestas internacionales a las violaciones de los derechos humanos y da voz a las víctimas y a las comunidades afectadas.

Bajo la presidencia de Xi Jinping, el Partido-Estado chino ha restringido gravemente el espacio para la sociedad civil en el país, al tiempo que ha ampliado su influencia mundial, tratando de remodelar el discurso sobre los derechos humanos y silenciar las voces disidentes. Las Naciones Unidas, y en particular sus órganos de derechos humanos con sede en Ginebra, representan así uno de los últimos espacios en donde activistas y víctimas pueden incidir, documentar, testificar, y expresar sus preocupaciones.

En su informe de 57 páginas, el ISHR señala que el gobierno chino ha liderado esfuerzos para impedir que las ONGs independientes se acrediten ante la ONU, accedan a sus instalaciones, hablen en el CDH o se reúnan con diplomáticos. Beijing también ha tomado sistemáticamente represalias contra quienes colaboran con los órganos de derechos humanos de la ONU y ha tratado de reducir el limitado espacio de que disponen los grupos independientes de la sociedad civil en estos órganos. Las principales conclusiones del informe son las siguientes:

  • China sigue siendo el principal miembro obstruccionista del Comité sobre las ONGs de la ONU, donde usa con frecuencia el procedimiento de preguntas a las ONGs que solicitan el estatus consultivo, lo que provoca automáticamente el aplazamiento de su solicitud. Durante el periodo 2020-2024, el 18% (747) del número total de preguntas formuladas a las ONG solicitantes fueron hechas por China, alcanzando un máximo del 28% en 2024. China contribuyó al aplazamiento a largo plazo de al menos 15 ONGs solicitantes cuyas solicitudes se prorrogaron ocho años o más. China bloquea sistemáticamente las solicitudes de ONGs que utilizan terminología considerada “incorrecta” sobre Taiwán, Hong Kong, Macao o Tíbet. Junto con Estados afines que también son miembros del “Grupo de Amigos de la Carta de la ONU”, China aplaza las solicitudes de ONGs que trabajan en cuestiones “sensibles” de derechos humanos, lo que repercute en un gran número de organizaciones de derechos humanos provenientes tanto del Occidente como del Sur Global, especialmente de países cuyos gobiernos tienen diversos grados de afinidad política con Beijing.
  • La participación de las GONGOs chinas ha aumentado exponencialmente desde 2018 en el CDH y otros órganos de derechos humanos de la ONU, acompañando la creciente presencia de China en estos espacios tras la retirada de Estados Unidos del CDH en 2018. Con casi 100 de ellas acreditadas ante la ONU, las GONGOs ocupan un espacio ya limitado para la sociedad civil, marginalizando las voces genuinamente independientes y amplificando en cambio la narrativa de derechos humanos de Beijing, negando y desviando las críticas a las violaciones de derechos humanos documentadas por la ONU. Las declaraciones orales de las GONGOs chinas en el CDH se multiplicaron por 16 entre 2018 y 2024. En 2024, aproximadamente una de cada 25 declaraciones de ONGs escuchadas en el CDH procedía de una GONGO china. En algunos casos, las GONGOS también se han dedicado a cometer actos de intimidación y represalias, tratando de proteger al Estado de cualquier responsabilidad directa. Esto incluye un incidente con cuatro representantes de GONGOs en la oficina de ISHR antes de una reunión a puerta cerrada entre activistas y altos funcionarios de la ONU en marzo de 2024.
  • China se encuentra entre los autores más frecuentes de represalias contra personas que cooperan o intentan cooperar con las Naciones Unidas, con 41 casos o situaciones documentados en los informes anuales del Secretario General de la ONU sobre represalias entre 2010 y 2024. Todos los casos siguen sin resolverse, lo que significa que el gobierno chino no ha tomado ninguna acción para ponerles fin, o brindar reparación. Estos actos suelen dirigirse hacia activistas uigures y tibetanos, activistas pro-democracia en Hong Kong u otras personas que reclaman justicia por graves violaciones de derechos humanos; más de dos tercios de las víctimas son mujeres. A menudo justificados por motivos de seguridad nacional, estos actos tienen un carácter punitivo y pretenden enviar un mensaje disuasorio a cualquiera que se plantee cooperar con las Naciones Unidas. Estos actos incluyen la vigilancia y el acoso dentro de los locales de la ONU, la difamación de activistas en debates y actos públicos del CDH, las restricciones de viaje y la persecución de familiares. Han dado lugar a una creciente autocensura, sobre todo desde la adopción en Hong Kong de leyes de seguridad nacional excesivamente vagas que corren el riesgo de criminalizar la cooperación con la ONU: el 27% de los casos mencionados en el informe del Secretario General se hicieron anónimos por temor a represalias posteriores.
  • China utiliza regularmente tácticas procedimentales para interrumpir a oradores de ONGs en el CDH, incluyendo al menos 22 “puntos de procedimiento” interrumpiendo declaraciones de ONGs durante el periodo 2021-2024. China también ejerce presión mediante notas diplomáticas para que otros Estados miembros no se reúnan con determinados actores de la sociedad civil, en particular activistas uigures.
  • China adopta una postura antagónica en las negociaciones encaminadas a reforzar los mecanismos de la ONU para tratar los casos de represalias por cooperar con la ONU y proteger el espacio de la sociedad civil.
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Estas acciones comprometen la integridad y eficacia de los mecanismos de derechos humanos de la ONU, sientan precedentes perjudiciales que pueden ser reproducidos por otros Estados autoritarios y amenazan con marginalizar las voces independientes de la sociedad civil a escala internacional, especialmente en un entorno geopolítico cambiante en el que cada vez más Estados, incluidas democracias de larga data, se alinean con las prácticas de China.

Ahora es el momento de que la ONU y sus Estados miembros tomen medidas decisivas y lleven a cabo las reformas necesarias para salvaguardar el espacio de la sociedad civil de los intentos de cualquier actor poderoso - ya sea la China de Xi, la Rusia de Putin o los Estados Unidos de Trump - de utilizar su influencia diplomática para reescribir las reglas a su favor.
Raphael Viana David, ISHR, Responsable de programa para China y América Latina

Una respuesta coherente y firme de las Naciones Unidas y de la comunidad diplomática a estos actos es esencial para proteger a las personas defensoras de los derechos humanos y preservar la credibilidad de los órganos de las Naciones Unidas. Diversos mecanismos de la ONU y Estados han planteado en público y privado casos de represalias por parte de China, aumentando el coste público de estos actos. Sin embargo, aún debe reforzarse el seguimiento a largo plazo de estos casos por parte de diversos órganos de la ONU.

Aunque este informe se centra en China, las preocupaciones abordadas son sistémicas. Basándose en las conclusiones de este informe, ISHR propone una serie de recomendaciones específicas a los órganos de la ONU y a los Estados miembros, destinadas a proteger el espacio de la sociedad civil de injerencias y restricciones. Las recomendaciones están diseñadas para mejorar los procedimientos de la ONU y evitar que cualquier Estado manipule estos órganos para silenciar las voces independientes. La creciente presencia de GONGOs, en particular, plantea retos complejos, ya que las respuestas deben diferenciar entre las ONG legítimas y las afiliadas al Estado sin restringir inadvertidamente la cooperación de la sociedad civil independiente con la ONU.

En particular, ISHR recomienda:

  • reformar el Comité de ONGs para aumentar su transparencia, limitar los abusos en el aplazamiento de las solicitudes de estatus consultivo y garantizar a las ONGs independientes un acceso justo a los órganos de la ONU
  • reforzar los mecanismos de protección contra las represalias, en particular respondiendo rápidamente a los incidentes ocurridos en los locales de las Naciones Unidas, haciendo que los autores rindan cuentas públicamente y garantizando un seguimiento coherente y a largo plazo de los casos no resueltos
  • reducir la influencia de las GONGOs distinguiendo claramente entre ONGs independientes y GONGOs, y documentando mejor su presencia e impacto
  • reforzar las medidas adoptadas por el CDH y otros órganos de la ONU para que la participación de la sociedad civil sea más segura, inclusiva y menos vulnerable a las obstrucciones.

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