El autoritarismo se alimenta de nuestra inseguridad. Empresas sin escrúpulos dependen de personas consumidoras e inversoras indiferentes. Y quienes cometen crímenes atroces se envalentonan cuando perciben una sensación de impunidad.
Frente a tales turbulencias, los valores fundamentales de ISHR – incluido un enfoque de principios en materia de derechos humanos, solidaridad con las personas defensoras de los DDHH, asociaciones respetuosas y empoderadoras y nuestro compromiso con la diversidad, la transparencia y la rendición de cuentas – se convierten en herramientas de navegación fundamentales.
Con estos valores en mente, continuaremos incansablemente nuestra misión de apoyar a quienes defienden los derechos humanos y obran por la libertad, la igualdad y la justicia, y mantendremos nuestro dinamismo y adaptaremos nuestras tácticas a un mundo incierto y en rápida evolución. Y nuestra acción colectiva con ustedes, nuestres socies, impulsará el progreso de los derechos humanos.
Enfrentar los desafíos
En los próximos años, prevemos una serie de desafíos, pero no de ningún modo dudamos de que es posible lograr un futuro más justo, más pacífico y más sostenible por el que luchan las personas defensoras.
El primer desafío es resistir y contrarrestar la erosión del derecho internacional de los derechos humanos. La aplicación selectiva y discriminatoria de las normas de DDHH por parte de actores estatales y no estatales socava la universalidad de los derechos, así como la credibilidad y la influencia de quienes aplican esos dobles raseros. Los derechos humanos también se erosionan cuando el lenguaje de los derechos y los intereses como el desarrollo y la seguridad nacional se instrumentalizan para justificar violaciones y restricciones arbitrarias y desproporcionadas, incluso con respecto a los derechos de las mujeres, de los pueblos indígenas, de personas LGBTIQ+ y los derechos ambientales. El compromiso de ISHR es promover un enfoque coherente y basado en principios de los derechos humanos para todas las personas, en todas partes, sin discriminación y sin dobles raseros.

Photo: © ISHR
Un segundo desafío es avanzar en la rendición de cuentas por las violaciones de los derechos humanos, tanto como aspecto integral del derecho a un recurso efectivo y como medida de lucha contra la impunidad que provoca más violaciones. ISHR se compromete a apoyar a las personas defensoras que documentan, exponen y promueven la rendición de cuentas internacional por violaciones graves y que por ello y con frecuencia son objeto de ataques. En asociación con las personas defensoras, promoveremos, impulsaremos y apoyaremos las acciones del Consejo de Derechos Humanos y otros órganos para lograr la rendición de cuentas por los crímenes atroces, incluso en Afganistán, China, Israel/Palestina, Rusia/Ucrania, Sudán y Venezuela. Continuaremos nuestra labor para garantizar que los órganos internacionales de derechos humanos – así como los mecanismos internacionales de justicia y rendición de cuentas – sean seguros y accesibles y que todas las personas puedan cooperar con dichos órganos sin temer cualquier forma de intimidación, represalia o sanción.
Un tercer desafío es el de la falta de recursos y la disminución de la inversión en derechos humanos. El sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas sigue estando crónicamente subfinanciado, mientras que muchos gobiernos y fundaciones y órganos filantrópicos recortan sus inversiones en el movimiento internacional de derechos humanos precisamente en un momento en que más se necesitan mayores recursos. Si esto continúa, esta reducción de la inversión no sólo acelerará la erosión de los derechos y disminuirá las perspectivas de rendición de cuentas por violaciones graves, sino que creará una oportunidad para que entidades más nefastas – tanto Estados como ONG organizadas o controladas por gobiernos – intervengan, compren y coopten por completo el sistema y lo controlen. En los últimos años, el término inglés enshittification – a veces traducido como “mierdificación” – se ha utilizado ampliamente para describir la decadencia de las plataformas en línea a medida que los intereses de las personas que las usan y otras partes interesadas se ven totalmente subvertidos en pos de la búsqueda de ganancias. También podría usarse para describir la erosión y decadencia del sistema internacional de derechos humanos y potencialmente del movimiento de derechos humanos si los intereses de las personas defensoras, así como de víctimas y de sobrevivientes de violaciones, continúan siendo descartados en la búsqueda de políticas populistas.
Montar una contraofensiva
Si 2024 fue un año en el que nos resistimos al retroceso, 2025 debe ser el año en el que montemos una ambiciosa contraofensiva de derechos humanos, cuyo éxito estará respaldado por una serie de elementos:
- Una visión compartida: Necesitamos reafirmar enérgicamente que el respeto de los derechos humanos universales y el estado de derecho son indispensables para un mundo justo, equitativo y pacífico, y que la labor de las personas defensoras es esencial para realizar efectivamente los derechos humanos para todes, en todas partes.
- Una amplia base de apoyo y compromiso con la cooperación: necesitamos construir coaliciones interseccionales fuertes y diversas. Necesitamos invitar a todes aquelles que comparten un compromiso con los valores de la libertad, la dignidad, la igualdad, la solidaridad y la justicia a unirse al equipo. Nuestro compromiso con la cooperación debe ser multifacético. Debemos colaborar dentro de la sociedad civil, garantizar la protección contra represalias para quienes cooperan con la ONU y exigir una cooperación sustantiva y en buena fe de los Estados con los órganos de derechos humanos y los mecanismos de justicia internacional, incluida la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.
- La creencia de que podemos ganar: Ningún gran avance se logra sin ambición y una creencia audaz de que la victoria es posible. Nuestras recientes derrotas, contra todo pronóstico, de candidatos poderosos pero totalmente inaceptables para el Consejo de Derechos Humanos, entre ellos Rusia, Venezuela y Arabia Saudita, son prueba de ello.
- Una primera línea bien protegida y con recursos suficientes: las personas defensoras de los derechos humanos están en primera línea, impulsando cambios y resistiendo el retroceso de nuestros derechos. Se les debe brindar el reconocimiento jurídico y la protección así como el apoyo financiero y político que son necesarios para esta labor vital.
- Las personas adecuadas en la mesa: Para complementar su trabajo sobre el terreno, las personas defensoras recurren cada vez más al sistema internacional de derechos humanos en busca de justicia, rendición de cuentas y solidaridad. Nos comprometemos a apoyar su acceso y su participación en foros multilaterales, garantizando que puedan hablar con sus propias voces, compartir su propia experiencia, articular sus propias demandas y dar forma a soluciones informadas, apropiadas y lideradas por sus comunidades.
- Un uso inteligente de herramientas y tácticas: tenemos el derecho internacional de los derechos humanos de nuestro lado. Es una herramienta poderosa para promover la libertad y la justicia, prevenir y resolver crisis y conflictos y garantizar la rendición de cuentas por las violaciones y los abusos. Debemos mantener su integridad y eficacia utilizándolo basándonos en principios y evitando su instrumentalización o cooptación. También debemos seguir desarrollando normas de derechos humanos, incluso mediante iniciativas normativas como la Declaración +25 y la campaña para codificar el crimen de apartheid de género, así como mediante litigios estratégicos y defensa de los derechos en los niveles nacional, regional e internacional. Con la Declaración +25, que articula la base jurídica actual sobre la protección de las personas defensoras, existen oportunidades para aprovechar la jurisprudencia innovadora sobre el derecho a defender derechos.
- Un plan de comunicación eficaz: Necesitamos contar de manera convincente nuestra propia historia, contrarrestando la desinformación y amplificando narrativas convincentes que se centren en las personas defensoras, y que demuestran que el respeto por los derechos humanos nos eleva y no es un juego de suma cero. Necesitamos ofrecer una visión y esperanza para un futuro más justo, equitativo y sostenible.
- Recursos y líneas de suministro sostenibles: No ganaremos y no podremos sobrevivir con las raciones más magras. Necesitamos inversiones (de gobiernos, fundaciones, corporaciones e individuos) que se unan a nosotros y creen los recursos que nos permitan sostenernos, innovar y tener impacto. Esta inversión debe realizarse en la sociedad civil a nivel nacional, regional e internacional, así como en el sistema internacional de derechos humanos al que recurren cada vez más las personas defensoras de primera línea cuando se les niega la justicia y la rendición de cuentas a nivel nacional. La realización de los derechos humanos proporcionará un retorno de la inversión inigualable.
- Resiliencia y regeneración: Para avanzar en materia de derechos humanos es necesario enfrentarse con frecuencia al poder, al privilegio y al prejuicio. Esto requiere persistencia y resolución. También puede implicar riesgos. Necesitamos apoyos – de partidaries individuales, pero también de personas implicadas en el sector financiero o en la diplomacia – con un compromiso a largo plazo con el progreso de los derechos humanos, así como con la disposición a asumir algunos riesgos y aprender algunas lecciones en el camino. Nuestro activismo debe ser sostenible y regenerativo. Necesitamos priorizar el autocuidado, el cuidado comunitario y la solidaridad, y celebrar las pequeñas victorias que marcan el camino hacia cualquier gran éxito en materia de derechos humanos.
Ser el cambio: Finalmente, necesitamos ser el cambio, practicando y proyectando valores de diversidad, equidad, inclusión y responsabilidad, tanto dentro del movimiento de derechos humanos como externamente. La sabiduría que pronunció Eleanor Roosevelt en 1958, de que el cambio en los derechos humanos comienza en lugares pequeños, cerca de casa, sigue siendo igual de cierta hoy.

Photo: © ISHR
Actuemos ahora por un futuro más justo
Al volvernos hacia 2024, celebramos los numerosos avances a los que hemos contribuido con su apoyo, desde el desarrollo de las capacidades de más de 1.000 personas defensoras y la asociación a su lado para impulsar el cambio sobre el terreno, hasta la creación de coaliciones y el apoyo a mecanismos internacionales en cuestiones que incluyen la justicia racial, los derechos de las mujeres, las personas LGBTIQ+ y los pueblos indígenas, así como las situaciones en Afganistán, China, Israel/Palestina, Rusia/Ucrania, Sudán, Yemen y Venezuela, entre otros.
Al mismo tiempo, deploramos las graves violaciones que se están produciendo y expresamos nuestra solidaridad con las personas defensoras en cada uno de estos contextos, pidiendo a la comunidad internacional que adopte todas las medidas necesarias para abordar las causas profundas, proporcionar justicia a las víctimas y exigir responsabilidades a quienes perpetran violaciones.
Al embarcarnos en el año 2025, con su apoyo, nos comprometemos a fortalecer nuestro trabajo con las personas defensoras, permitiéndoles exponer la injusticia, perseguir la rendición de cuentas, procurar la solidaridad internacional y ayudar a dar forma a soluciones comunitarias a las múltiples crisis que enfrenta la humanidad. Y los invitamos a tomar acción por un futuro más justo ahora, ya sea compartiendo nuestro material de capacitación e información, amplificando nuestros mensajes en las redes sociales, haciendo una donación o contribución en especie, o participando en nuestras campañas. Cada una de sus acciones hace la diferencia.
Phil Lynch, Director Ejecutivo de ISHR
Vrinda Grover, presidenta (saliente) de la Junta Directiva de ISHR
Taaka Awori, presidente (entrante) de la Junta Directiva de ISHR